Full text: El niño perdido (2)

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y en parte tenía razón, porque yo fuí la causa de 
que entrara en casa de mistress Fanoche; pero 
dentro de poco la devolveré su hijo y es seguro 
que me abrazará; esto sin contar, con que el Hom- 
bre Gris, que me trató de imbécil, sin ir más le- 
jos anteayer, me devolverá toda su confianza. 
—/¿ Y qué es lo que me quiere mi hermana Su- 
sana ?—preguntó Juan Colden cuando ya entraban 
en Brook street. 
—Lo siento mucho, pero no habrá más reme- 
dio sino decírselo todo—pensó Craven. 
Y cogiendo del brazo al irlandés, le dijo: 
—¿La ves con mucha frecuencia á tu hermana? 
—No la veo nunca. Se fué por mal camino, y 
el hijo de mi padre no come pan que no se gane 
honradamente. Desde el día en que Susana se puso 
trajes de seda, dejó de ser mi hermana, y si ac- 
cedí á seguirte, fué porque me dijiste que había 
encontrado á un niño que creo que es precisa- 
mente el que andamos buscando. 
—¿Sabes por ventura que tu hermana vive con 
un tal Bulton?—preguntó Craven bajando la voz. 
—¡Con un ladrón!—exclamó con desprecio Juan 
Colden. 
—Sea—dijo Craven. 
—¿ Y qué es lo que hay? 
—Pues que les pasó una desgracia. 
Conmovióse Juan. Colden. 
—Tanto ella como Bulton quisieron dar un gol- 
pe, no sé cuál fué, y la cosa les salió mal. 
—De manera que... 
—Susana está herida. 
—¡Herida!—repitió Juan Colden, olvidando en 
aquel momento todos los agravios y la vergon- 
zosa vida de Susana para no acordarse más que 
de una cosa: de que era su hermana. 
Y subió á saltos la escalera tortuosa y sombría 
por_la que le precedía Craven. 
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