Full text: El niño perdido (2)

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lejos el Hombre Gris, que, al pásar, había tenido *' 
la impertinencia de saludarla. 
—¡Patricio! ¡Ven! ¿Ves á ese jinete ?—preguntó 
lady Elena pálida y estremecida de cólera, 
—Sí, milady. 
—Vas á seguirle, Inclinóse el lacayo. 
—Le seguirás noche y día si es preciso, y si es 
necesario, mo volverás á casa hasta que hayas 
averiguado su nombre y domicilio. 
—Así lo haré, milady. 
Y el anciano criado volvió riendas, y empezó 
á trotar en seguimiento del Hombre Gris. 
Este se volvió á medias en la silla. 
—No sé por qué—pensó,—se me figura que adi- 
vino la orden que acaban de darte, pero sé tam- 
bién, amigo mío, que no la podrás cumplir, 
Espoleó á su caballo que alargó el trote, 
A la vez que esto hacía llamó 4 su lacayo, que 
fué á colocar su jaca de caza al lado del de pura 
sangre. 
Desabrochóse el Hombre Gris el frac, y sacó 
del bolsillo de la izquierda una diminuta cartera 
de la que arrancó una hoja, y pasando las rien- 
das por el brazo, escribió, apoyándose en la ro- 
dilla, las líneas siguientes: 
«Según parece, deseáis, lady Elena, saber quién 
»soy yo, de dónde” vengo y á dónde voy. Tendrá 
»el honor de decíroslo personalmente la noche 
>próxima, vuestro humilde servidor, 
»ELn Drscoxocipo». 
Dobló Juego la hoja de papel, y la entregó á su 
lacayito diciéndole: 
—Pon el caballo al galope, alcanza á esa lady á 
la que hemos encontrado, y entrégale este billete 
—¿Y en dónde me reuniré con vuestro honor ?— 
preguntó el lacayito, 
—En ninguna parte. Darás' un buen rodeo, y 
después te dirigirás 4 casa, 
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