Full text: La jaula de los pájaros (3)

AS 10N 
: de anorcar á Colden. Esto no es mas que cues- 
tión de tiempol, y á'no ser que la cuerda se rompa... 
—Se romperá. 
—¡ Bueno! Supongo que el. paciente cae al suelo. 
—Muy bien. 
—Entonces le recogerán y le volverán á col- 
gar de la horca. 
.—¡Ah! Respecto á eso no necesito hacerte con- 
fidencias. Cuando llegue el momento de que sea 
hecesario obrar, ya verás de qué se trata. 
El Hombre Gris llegaba 4 este punto de las 
explicaciones que quería dar al Dandy, cuando 
Se abrió de nuevo la puerta del establecimiento. 
El que apareció esta vez en su umbral, fué el 
abate Samuel. : 
Al verle púsose en pie el Hombre Gris, y. sa- 
liendo apresuradamente á su encuentro, le dijo: 
—Un hombre de vuestro carácter, señor abate, 
no debe entrar en un tugurio como éste más que 
cuando lo impone la fe ó la salvación de sus 
ovejas. Salgamos pronto de aquí. 
—Como gustéis—respondió el abate Samuel. 
El Dandy hizo un movimiento como para que- 
rer seguirles. 
El Hombre Gris le hizo una señal para que 
ho se moviese de su sitio, y añadió: 
—Voy á volver. 
Old+-Lane es una de esas calles que están com- 
pletamente desiertas durante el día y que sólo se 
— Animan por las noches cuando se despierta el Wap- 
Ping y empieza su fangosa orgía á la que acude 
poco á poco el pueblo. 
El Hombre. Gris y el presbítero irlandés pusié: 
ronse á pasear dando vueltas por ella. 
.. —Todo terminó —dijo el abate Samuel.—Ese des- 
dichado duerme el sueño eterno como lo dormi- 
rá muy en breve Bulton, y más adelante... 
Jaula de los pájaros—9
	        
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