Full text: La jaula de los pájaros (3)

AAA ES 
Inmóvil y silencioso á dos pasos de ella el Hom- 
bre Gris oyó sollozos y palabras entrecortadas. 
a mujer enlutada, cuyo rostro cubría espeso 
velo, decía llorando: 
—¡ Hijo mío! ¡Ricardo mío! ¿Es cierto que los 
muertos no vuelven nunca y que no se manifies- 
tan á aquellos que les amaron en vida? ¡Ricardo! 
¡Hijo de mi alma! ¿No me oyes? 
Y la desventurada madre se golpeaba el pecho 
Y Sollozaba de una manera que partía el alma. 
De improviso se Puso en pie y experimentó co- 
mo un sentimiento de terror. 
Había ido en aumento la claridad del día, y 
la niebla, que durante la noche fuera roja, tor- 
nóse blanca. 
Y, lo mismo que si tuviese miedo que la sor- 
prendiese alguien en aquel lugar, huyó la pobre 
madre después de dar un beso en la fría losa len 
la que estaba grabado el nombre de su hijo. 
Procurando hacer el menor ruido posible, echó 
á andar el Hombre Gris para seguirla. 
Tras ella franqueó la verja del cementerio y en 
su seguimiento encontróse en la calle, 
Andaba con mucha rapidez y le costó trabajo se- 
guirla y sobre todo no perderla de vista. 
Alrededor de San Jorge hay un dédalo de estre- 
chas callejuelas formadas por casas mal construí- 
das y peor acondicionadas en las que. hormiguea 
y se hacina una población miserable, 
La mujer enlutada entró en aquel laberinto y 
se detuvo en Adam's street, 
Allí existía una casucha de pobre apariencia que 
tenía una puerta que daba acceso á un portal obs- 
curo. 
En el momento en que la pobre madre iba á en- 
trar en éste, el Hombre Gris le puso la mano en 
el hombro, : 
¡rei 
E
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.