Full text: La jaula de los pájaros (3)

Y dijo esto Berta con acento de admiración. 
—Puede que sí—dijo con modestia el Hombre 
Gris, 
Y, Berta continuó: 
—De modo que si fueses mi hombre, me defen- 
derías. 
—Sí, por cierto. 
—¿ Quieres serlo? 
—¡Silencio!—dijo el Hombre Gris, que sonrió 
á la innoble criatura. —Ya hablaremos de todo eso 
allá arriba. 
—¿ Quieres marcharte de aquí? 
—¿No decías hace poco que tenías mucho calor? 
—Es verdad, tienes razón; vámonos. 
El Hombre Gris hizo una señal de despedida á 
Jacobo, el Pájaro Azul, y se puso en pie. 
Tambaleándose, se apoyó Berta en su brazo 
Juan el mendigo echó á andar tras ellos. 
Subieron los tres la, escalera, llegaron á la calle 
y el mendigo dijo: 
—Sé un sitio muy bueno en el que vendién una 
gran cerveza. : : 
—¿En dónde es eso?—preguntó Berta. y 
—A dos pasos de aquí, en Wellclouse-Square., 
—Vamos allá—dijo la innoble criatura.—Se me 
metió en la cabeza que el Hombre Gris ha de amar- 
me, ¿no es verdad que me querrás mucho? 
—Sí, por cierto, pero ahora lo que conviene es 
que no te ladees tanto al andar —respondió el Hom- 
bre Gris, 
¿Acaso voy de través? 
—SÍ, un poco. 
—Entonces es que me acuerdo de Guillermo, que 
me hizo traición, y juro que me vengaré. 
Cada vez se apoyaba con más fuerza en el bra- 
zo del Hombre Gris. 
Habíanse metido en la callejuela en la que se 
» Jaula de los pájaros—14
	        
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