e 214 ==
jo del agujero practicado por el Hombre Gris,
probaba que el verdugo no dormía aún.
El Hombre Gris, que se había echado boca aba-
jo. para poder mirar por el agujero, se puso en
pie después de ver aquel rayo de luz.
—Jobson está aún despierto, hay que esperar:
—Lo que no comprendo aún es por qué abris-
teis ese agujero—dijo Juan el mjendigo,—porque
es demasiado pequeño para pasar otra cosa que
no' sea el dedo.
—Sí, pero es bastante grande para permitirnos
ver lo que pasa abajo.
—Y comprendo aún menos por qué me mandas-
teis apagar la vela.
—Pues por tuna cosa muy sencilla. Supón aue la
luz estuviese encendida.
—Bien.
—Que Jobson se fuese de su cuarto y pasasie
al laboratorio.
—¿Y qué?
—Podría levantar los ojos y la luz nos haria
traición, llamándole la atención.
—¡ Ah! Es verdad—dijo el mendigo.—No se me
había ocurrido semejante cosa.
—Ahora, mientras tanto que el verdugo apaga
la luz y se acuesta, hablemos nosotros.
—Sea—dijo el mendigo en voz baja.
—Lord Wilmot, ó el Dandy, si te parece mejor,
tiene gran deseo de saber cuanto se relaciona con
una ejecución y la precede.
—¡Ah! ¿De veras?
—Y daría bastante dinero por saber lo que hace
generalmente Jobson.
—Puedo decíroslo—contestó el mendigo.
—Está bien; te escucho.
—En tiempo ordinario, es decir, cuando no tie-
ne trabajo, suele el verdugo levantarse muy tem-
prano,
AS
.
ES
EN
A
AS
O