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va mirada, y esa] mirada fué la' firma de un pacto 
de odio y de venganza. 
Y luego se dieron la mano... 
En adelante el Hombre Gris tenía dos enemigos 
Implacables, , 
IX 
Al día siguiente de aquel en que lady Elena 
fuese á visitar al reverendo Pedro Town y en 
que el Hombre Gris saltó del coche en medio de 
White-Hall y á dos pasos de Scotland-Yard, cuar- 
tel general de policía, desarrollábase una escena 
de muy distinto carácter en el Támesis. 
Por el hondo camino formado con maderas y 
tablas á lo largo de la estación de Charing-Cross 
y que conducía á uno de los embarcaderos de los 
vapores, bajaba un hombre. 
Este no era otro que el bueno del Dandy; pero 
el Dandy muy bien vestido, y al que todo el mun- 
do habría tomado si no por un lord, al menos 
por un caballero. pod ral 
Los vapores que hacen el servicio del río, lo 
prestan hasta las diez Ó las once y únicamente 
los que van hasta Greenwich son los que cesan 
á las siete en verano y á las cinco en invierno. 
Gomo la noche no tenía nada de apacible, eran 
pocos los pasajeros que esperaban en el pontón 
destinado 4 embarcadero. 
En el momento en que llegó el Dandy, sólo 
había allí dos mujeres y un hombre. 
- Se oía silbar á lo lejos el vapor ómnibus que 
estaba al otro lado del puente de Westminster