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Era la hora en que los legisladores forjaban
huevas leyes y se ocupaban de gobernar el mundo.
Al otro lado del puente hallábase el Couthwark
sumido en tinieblas.
No obstante, en lo alto de varios edificios veíase
alguna que otra luz.
Una de esas luces fué la que le llamó más la
atención.
Parecía que estaba suspendida entre cielo y tie-
Tra, y uno que hubiera sido habitante del barrio
mo se equivocara con seguridad.
Patricio había vivido casi siempre allí, y reco-
noció el campanario de San Jorge, la catedral de
los católicos y en aquella luz que brillaba, la lám-
para nocturna del mismo sacristán, que tenía; la
habitación en la torre.
—¡ Palabra de inglés!—se dijo al cabo.—La vista
de San Jorge me hace pensar en una cosa, y es que
Nichols y su compañero tal vez siguen una pista
falsa.
Se seutó sobre la baranda del puente y poco
más ó menos á igual distancia de las dos orillas,
contemplando desde alló, unas veces la iluminada
fachada del Parlamento, porque los nobles lores
sólo se reunen por la noche, y otras paseando la:
mirada por las míseras casuchas del Southwark 6
fijándose en aquella lamparita nocturna que le
llamara tanto la atención.
Y á continuación díjose lo siguiente:
— Rotherite es un barrio protestante, en el que
se encuentran pocos católicos, pues los' irlandeses
que trabajan en los docks prefieren vivir en la
orilla izquierda, en el Wapping Nichols puede
haberse equivocado, tomando á Rotherite por cen-
tro de sus averiguaciones. El reo del que se apo-
deraron era irlandés y católico, y por consiguien-
te es probable que sus salvadores sean lo mismo,
Cementerio de los ajusticiados—11