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es 178 =
cantidad enorme de embarcaciones grandes y pes
queñas amarradas en distintos sitios.
Al bajar de Rotherite por la orilla: del agua, si
se da la Vuelta á la izquierda, en vez de tomar á
la derecha para ir al pontón de embarque del va-
por ómnibus, se encontraba 'uuna gran barca de
puente, de proa muy redondeada y muy seme-
jante á esas pesadas barcazas holandesas que re-
corren los canales por el interior de las tierras des-
pués de haber arrostrado con bravura los furores
del mar.
No tenía mástiles y sí más aspecto de casa que
de buque.
¿Qué era? ¿Servía de almacén ó de arsenal?
A primera vista era muy difícil decirlo.
En su proa y pintado con letras blancas se leíal
un nombre: «Manning; »
¿Quién era ese Manning?
Un chalán, Ó tratante de caballos, célebre en
toda la Inglaterra que hacía grandes remesas de
ellos ¡al continente,
Una vez al mes y remolcada por un vaporcita
la barcaza salía de Rotherite y bajaba el Támesis
hasta su desembocadura.
' Algunas veces llevaba á bordo ciento cincuenta
caballos, pues en su interior estaba ¡arreglada co-
mo una inmensa cuadra y cada; caballo tenía su
«plaza» en la que le colocaban sujetándole con;
anchas cintas.
A esa embarcación tan extraña fué hacia don-
de llevó Juan al Dandy. '. |! Paty] da 14
Juan el mendigo, que iba delante de sus tres
compañeros, de los que uno llevaba al Dandy,
guió á los vagabundos.
No' había ni uno de éstos, sin casal mi hogar,
que no hubiesen dormido alguna vez en «casa»
de Manning como llamaban á la barcaza.
¿ra ello bastaba con irse á bordo y, bajar, des-