Full text: El cementerio de los ajusticiados (4)

SA ES . z PALERIESIRAICS EPR 
= 62 = 
Estremecióse el Dandy y después, mirando 
su interlocutor, le preguntó: 
—¿ Y para qué necesitáis mi hombro? 
—Par a tener un punto de apoyo y apuntar con 
precisión, 
—¡ Ah! 
El fusil estaba preparado y el Hombre Gris se 
acercó á la ventana, pero, en vez de abrirla, pasó 
la mano izquierda por encima de los vidrios y 
Dandy oyó un sordo crujido. El Hombre Gris, 
con el grueso diamante de la sortija que llevaba 
en. los dedos acababa de cortar uno de los vi- 
drios. 
—¿Qué hacéis?—dijo el Dandy. 
—Abro paso á la bala 
—i¿ Y no habría sido mucho más sencillo dejar 
abierta la ventana 
-—No, porque hay que preverlo todo, y si la 
ventana estaba abierta nos podrían ver las perso- 
nas que subirán en el último instante al patíbulo. 
Las campanas seguían doblando y la luz del 
día iba en aumento mientras que la multitud ape- 
nas podía contener su impaciencia porque se acer- 
aba el momento. 
—Ponte ahí—dijo el Hombre Gris al Dandy ha- 
ciéndole colocar en medio de la habitación y á 
dos pasos de la ventana, —y tente firme cuando 
sientas que apoyo el cañón del fusil en tu hombro, 
—Podéis estar tranquilo, porque estaré tan quie- 
to como una estatua. 
Acercóse el Hombre Gris á la ventana y esperó 
reloj en mano. 
Dieron las siete y en el mismo instante se abrió 
la puerta de Newgate y apareció el reo. 
La muchedumbre empezó á agitarse y se oye- 
ron sordos erujidos producidos por las cadenas 
que rodeaban el patíbulo y que se rombpían por 
cfecto de los esfuerzos de la multitud, 
e. 
'
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.