Full text: La señorita Elena (5)

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—¿A dónde vais?—preguntó á lady Elena besán- 
dole la mano. 
—Es también un misterio, —contestó, 
Y esperó á que el marqués entrase en su casa, 
Cuando vió que éste lo había hecho, dijo al co- 
chero: 
—A Hampstead, Bleatmount, 16, 
Arrancó el carruaje. 
Y lady Elena murmuró: 
—Supongo que la señora Fanoche no habrá po- 
dido dormir tranquilamente esta noche. 
A la media hora de ocurrir esto la berlina sea 
detenía delante de aquella quinta en que la Fa- 
noche ocultara en tiempos á Rodolfo, y en cuyo 
jardín amordazaran á lord Palmure,. 
VI 
Entremos ahora en casa de la Fanoche, nuestra 
antigua conocida de Dudley street. 
Como puede suponerse, había renunciado ya á 
su primitiva profesión y ya no cuidaba á ningún 
desgraciado niño. 
Además habíase separado de la vieja de los len- 
tes que pegaba á los niños sólo por el placer de 
hacerlo, y que, por otra parte, cuando se la pro- 
porcionó ocasión, no vaciló y la hizo traición. 
Se recordará lo que pasó entre la Fanoche y el 
Hombre Gris. 
Después de la desaparición de Rodolfo volvió- 
se á Londres y con gran asombro halló desierta 
la casa, 
Si la vieja de los lentes, que se marchara la 
víspera en compañía de lord Palmure y creyén- 
dose ya propietaria de 'una linda quinta en Bringh- 
ton, había dejado abandonadas á las cinco niñas 
en el jardín, no faltó, después de su partida, una 
mano caritativa que recogió á las pobres criatu- 
“as, Gracias á las órdenes que diera el Hombre
	        
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