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--Es natural, como que no llevé allí al niño.
—¿ Os lo arrebataron los irlandeses ?
'—No, el niño quedó en mi poder y en él está,
—¿ Y cómo no lo llevásteis 4 la cárcel?
El agente seguía sonriendo y respondió:
—Por dos razones que no puedo decir al aire
libre,—y miró al pabellón. :
—Entremos ahí, —dijo lady Elena, y pasó la pri-
mera y el agente la siguió cerrando la puerta. —De
manera, —añadió la joven, —que tenéis” el niño en
vuestro poder, ¿por qué no lo entregasteis 4 la
cárcel?
—Ante todo porque era necesario atravesar el
barrio irlandés, en donde podían haberle reco-
nocido, y si tenían interés en seguirme, yo desea-
ba despistar 4 los que lo intentasen. Por el ca-
mino mandé al cochero que cambiase de dirección
y me fuí á orillas del Támesis, y allí embarqué
al niño á bordo de un buque. '
5 —Querréis decir que le dejasteis en ese ponton
: que sirve de cárcel, es decir, en el «Realista», —dijo
lady Elena.
, —No, no, á bordo de un buque que se marcha
esta noche con rumbo á Francia, —contestó el agen-
te, y lady Elena retrocedió un paso, mirando á su
interlocutor leon gran asombro.—Esa es la pri-
mera razón, —dijo éste.—¿Queréis ahora que ¡os
manifieste cuál es la segunda?
, —¡Hablad de una vez!—respondió encolerizada
la joven,
—Era necesario poner al niño en seguridad. :
—i Y escogísteis ese buque que se va dentro de
tinas horas?
—No, milady, os engañó, que Se fué ya,
“—¿ Con el niño?
—¡ Y con su madre!—contestó el agente, y lady
Elena dió un grito. Lo que sucedió entonces fué
'cgmo tuna escena teatral, El agente, que parecía