Full text: La señorita Elena (5)

a 214 = 
—Y mañana le toca el turno á ese pobre hom- 
bre. 
Aquella vez acudió un recuerdo á la memoria 
del Dandy. 
Supo, por fin, de quién era aquella voz, 
Era de Nichols. 
Y la lancha seguía ganando terreno mientras 
que el terror se apoderaba del Dandy que no se 
atrevía ni 4 moverse diciéndose: 4 
—¡Si me reconocen estoy perdido! 
En efecto, en aquellos instantes eel bueno del 
Dandy se arrepentía amargamente de haber aban- 
donado su buena piel negra que le proporciona- 
ra eel Hombre Gris. 
es 
De pronto Nichols y su compañero dieron su 4 
| último y violento golpe de remo y la lancha fué A 
á chocar con el botecillo del Dandy, que se puso 7 
en pie trastornado: tan violenta había sido la sa- 3 
cudida. y 
Al erguirse obedeció el Dandy 4 una inspira- 
ción. Olvidando al Hombre Gris para no pensar El 
más que en su propia salvación, quiso arrojarse al 
agua y huir nadando. 
Esto hubiera sido fácil admitiendo que la lan- 
cha de Nichols tropezara por casualidad con su 
bote. Era evidente que entonces habría tenido tiem- 
po para arrojarse al agua antes de que le recono- 
ciesen. 3 
Pero la casualidad no entraba ¡ay! para nada j 
en ese encuentro como se va á ver. 
No hizo el Dandy más que ponerse en pie cuan- 4 
do se sintió cogido por «el cuello por Nichols, que $ 
había saltado al bote. q 
Dió un grito el Dandy y quiso defenderse, 
—¡Me reconoces?—preguntó Nichols. 
Resistíase aún el Dandy, y el que estaba en pie 
á popa de la lancha, dijo'con voz imperiosa; 
—Atadlo en, seguida,
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.