Full text: La señorita Elena (5)

ARA o A 
culto anticuado, esa iglesia reducida entre nosotros 
á la obscuridad y al silencio, tendámonos la mano 
y venid con nosotros. 
La indignación reemplazó al estupor en el áni- 
mo del abate, pero era muda y contenida hasta el 
extremo de que el reverendo Town pudo creer que 
la traición hacía mella en el corazón. 
—¿Cuál fué vuestro lote hasta el presente ?—pro- 
siguió. —Vivir pobre y obscuramente, predicando 
la le á mendigos y sirviendo una causa perdida de 
antemano. Veníos á nuestro lado y Os haremos 
grande y fuerte, seréis rico y poderoso y los conver- 
liréis en uno de esos señores del mundo de que os 
hablé poco há. 
Al cabo pudo pasar la voz á través de la oprimi- 
da garganta del abate Samuel. 
¿Es una apostasía lo que me pedís?-—preguntó. 
—No, 'una apostasía, no, una convicción, —res- 
pondió Town con audacia, y de pronto «el abate 
Samuel, que hasta entonces retrocediera, dió un 
paso adelante y, á su vez, cógió de la máno al 
presbítero anglicano diciéndole: 
—0s escuché hasta ahora, oidme á mi vez, De 
al hablar así, parecía completamente transfigura- 
do; sus ojos azules, de ordinario tan tristes, cenle- 
lleaban, su voz habíase tornado sonora y vibrante 
y el reverendo Pedro Town, gran dominador de 
conciencias, inclinó la cabeza bajo aquella mirada 
centellcante,—¡ Escuchadme!—repitió el abate Sa: 
muel, 
—¡0Oidme ahora! d 
Y setacercó á la balaustrada dirigiendo una pro- 
longada mirada á la colosal ciudad acurrucada co- 
mo 'un monstruo de millones de ojos y de cabezas 
en las dos orillas del Támesis. 
—Sí, tenéis razón, vuestros son los buques incon- 
tables con cargamentos riquísimos, vuestros son el 
Poderío comercial del mundo v Ins hienes terrana. 
7
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.