Full text: La señorita Elena (5)

el ayuda de cámara sacaba el dinero para llenar 
los bolsillos del Dandy. 
Cogió una cartera repleta de billetes de Banco. 
—Toma,—añadió. : 
—¿ Qué es eso ? 
—Una cartera que contiene dos mil libras. 
—¡Ah! 
—Te la vas á guardar en el bolsillo. 
—¿ Con qué objeto? 
—Eso es lo que voy á explicarte, —contestó el 
Hombre Gris.—Siéntate y escucha. 
Sentóse el Dandy, pero tuvo el cuidado de colo- 
'arse delante del espejo, para no perder nada del 
mágico golpe de vista de sus condecoraciones y 
de su encomienda. 
XIX 
El Hombre Gris no pudo por menos de sonreir 
al observar que el Dandy tomaba por lo serio. lo- 
dos los títulos y condecoraciones que acababa de 
conferirle. 
—Ya podrás suponer que no te doy un nombre 
«tan pomposo y te adorno con todo eso, sólo para 
consolarte de la desgracia de haberte vuelto negro. 
—Con seguridad que no,—respondió el Dandy 
que recobró de pronto el buen sentido propio de 
un inglés. 
—¿No te dije que iba á hacer el descubrimiento 
del asesino de Patricio? 
—Sí, ¿cómo? lo ignoro y ni siquiera tengo idea 
de ello, —dijo el Dandy,—pero tratando de cosas 
vuestras no me apuro, “porque hacéis todo lo que 
se os antoja. 
—Me ¡conmueve tu confianza, —replicó el Hom- 
bre Gris. —Ten presente, sin embargo, lo que te dije 
hará 'un par de horas. Si prenden al abate Samuel 
no le querrán poner en libertad aun cuando se de- 
muestre su inocencia, de manera que nuestros es-
	        
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