TERCERA PARTE
AA
r
Por el camino iba la señora Laféne le-
yendo y releyendo la carta funesta cuyo
contenido desgarraba su corazón.
He aquí la carta cuyas frases y caracte-
res temblorosos y casi ilegibles denuncia-
ban el desorden de ideas y el trastorno
que reinaba en la cabeza de la desgraciada
joven que la había esarito :
«Mis queridos tios :
, »Perdonadme... perdonadme. No maldi-
gáis 4 vuestra pobre Alicia, que os quiere
apasionadamente y os amará con toda su
alma. ¡S!, con toda su alma y á pesar de
todo!... No lo dudéis... no lo dudéis nun-
CA... NUNCA...
»0s digo adiós... me marcho y no 08
wolveró á ver más... No puedo continuar
en vuestra casa... Estoy perdida... ¡ Perdi-
da!... No lo comprendéis... Yo tampoco lo
comprendo... pero estoy perdida... Si sin-
tieso vuestra mirada me moriría de ver-
gúenza... Además, él quiere que le siga...
y él es el amo... es mi dueño...
»Me lleva... ¿A dónde? Lo ignoro... No
pretendáis saberlo... Me prohibe que 08
escriba... pero he suplicado y os escribo...
¿Leeróis este papel manchado por mis lá-
grimas?...
LOS DRAMAS.—13
»Me voy de aqui desgraciada, loca... con
el corazón destrozado... ¿Qué he hecho pa-
ra sufrir tanto?... Lo ignoro; pero segura-
mente debo ser culpable... ¡No se está
perdida sin ser culpable, y yo estoy perdi-
da! Dios castigará esta falta desconocida
que he cometido... y ya me castiga por-
que sufro mucho... No me maldigáls...
Maldecida por Dios y por vos, seria demas
B1ado. ..
»El vuelve... es preciso acabar... Voy 4
dejar esta casa... dejo en ella mi alegría...
mi corazón... mi alma... Guardadlos... na
os lo pediré jamás... ¿Qué va á ser de
mi?...
»¡ Dice que volveré!... pero no lo es-
pero... y además, ¿me recibiríais?
»¡ Si supieseis cuánto Os quiero !...
¡Adiós!... ¡adiós!... ¡adiós!... Vuestra
»AÁLICIA.»
Cuanto más repasaba la señora Lafd+
ne aquella carta desgarradora, menos coma:
prendía su contenido y su cabeza se extra
viaba.
Sin cesar se repetía con la regular mo=-
notonía que produce la póndola de un rée-
loj.
—¿Qué significa todo esto? ¡Se la dan
y la roba! ¡ Se casaba: mañana y hoy abusaj
de ella! ¿Quién es, pues, ese hombre?...
Teto do sde? a do Gl Ai iD A
ATI AA o AS...»
a ie et ió
SA