LOS DRAMAS
mos, que hizo motivaron contra ól quejas
al tribunal. Examinados los hechos, apar
reció que la conducta del procurador no se
encontraba al abrigo de todas las quejas ;
pero, á pesar de todo, no podía imponérse-
le ninguna corrección.
Sin embargo, aquel no ha lugar d pro-
:de
ptibilidad de
E] de
privadamente,
ceder, acompañado de cons "andos des-
agradables, despertó la sus
los compañeros de Roch. decano
procuradores le aconsejó
quí
ria verse objeto de medidas disciplina:
había que vacilar. El señor
arga cui
, deshiciese de la procura, si no que-
Ra ch
N
NO
ARE , e
vendió la c to a fué posi-
bl
tes de negocios sirven á los procuradores
se hizo agente de negocios. Los agen-
lo que los zurupetos ú los agentes de Bolsa,
Pocos son los que disfrutan de una gran
cen. Bien sea por esto, 6 á causa de esto
mismo, muchas personas se dirigen á ellos
con preferencia. Y de hecho, es fácil im-
teresarlos en los malos negocios, que per-
didos de antemano ánte la equidad, pue-
den ganarse, sin embargo, ante un tribu-
nal, gracias á la interpretación jurídica de
algunos artículos de la ley. Y además,
instintivamente se tiene miedo á las gen-
tes de una moralidad muy rigida, cuando
se trata de revelar ciertos secretos vergon-
ZOSOS, , descubren sin escrúpulo á
los hombres de ancha conciencia.
La fama del señor Roch en el mundo de
los negocios litigiosos era sólida, por no
decir venerada, lo cual le proporcionó te-
ner una gran clientela. Hizo dinero según
que Ss
la expresión popular.
El señor Roch se asoció al señor Fumel,
ex empleado en la prefectura de policía,
declarado cesante por ciertos hechos que
no le honraban demasiado, fundando, pa-
ralela 4 su despacho, una agencia de [n-
formes confidenciales en interés de las fa-
milias y del comercio, repartiendo en todo
Paris, en las capitales de provincia, y en
el extranjero, doscientos ó trescientos mil
prospectos, del cual vamos á reproducir
textualmente la cabeza y el primer párra-
fo, según el documento impreso que tene-
mos á la vista.
18
LOS DRAMAS.
DEL ADULTERIO
Agencia de negocios parliculares y
crelos.
Pesquisas de deudores y herederos.
Informes de todas clases de interés pard
las familias y del comercio,
Datos sobre matrimonios.
Muy señor nuestro: Sucede que hay,
quien, obedeciendo á razones muy serias y
adquirir informes
te respecto de la conducta y la posición de
desea reservadamen.
determinadas personas, etc., etc.
A
como hemos dicho,
Roch,
ganaba dinero, 3
La agencia Roch y Fumel hacía oro,
que lle»
el
log
del señor Fumel, que empleaba sus
porque les sucedía con frecuencia,
A, 1
1 . Y 7
gaba una mujer, y una hora pués
marido, 4 inscribirse en el número di
¿Lentes
agentes en otra cosa que en las pesquisas
pagadas por duplicado; y sin haberse ¡ln
formado, decla al marido: Vuestra mujer,
os es fiel... y ú la esposa: Vuestro marido
no piensa en más mujer que 6n vos.
Este admirable juego dejaba á todo el
mundo satisfecho.
Los clientes del señor Roch habian en-
trado sucesivamente el uno después dell
otro en el despacho del hombre de nego«
cios. La Condesa, á su vez, traspasó la
puerta de aquel santuario,
XXXIH
El despacho del agente de negocios s8
hallaba revestido de un papel verde obs«
curo, con baquetillas de ébano en los án«=
gulos. Cortinajes de terciopelo verde. Si-
llas de ébano tapizadas de igual tela que las
cortinas. Una librería de óbano, llena dae
libros de Derecho, magnificamente encua-
dernados. Mesa de óbano cubierta de lex
gajos amontonados, en un completo desx
orden.
Ningún cuadro, pero sí algunas figuras
de mármol y de bronce.
)