Paréntesis
No creáis que en mi vida hay sólo lo que he
escrito. Hay mucho más. Lo que sé de las mu-
jeres tengo el buen gusto de callarlo. ¡Y eso que
sé unas cosas!... Sólo si, cobarde, no me atre-
viera a realizar mi fatal resolución—no se podrá
decir de mí que se ignoran los motivos-—comele-
ría la indelicadeza de escribir unas cuantas his-
torias de mujeres que me quisieron de verdad y
que demostraron su cariño con hechos bien elo-
cuentes...
Pero, en fin, el amigo a quien envío estas cuar-
tillas, al que no he nombrado hasta ahora, a pe-
sar de tener tantos motivos para hacerlo, sabe
esas historias. Después de muerto yo, que las
cuente si quiere. No he de incomodarme por eso
desde allá.
Os he hecho gracia de muchos episodios y de
ciertas vicisitudes de mi vida literaria. Pero me
llevo la vanidad satisfecha de haber publicado,
antes y ahora, cuentos y artículos en los princi-
pales periódicos. :
Y a vosotros, ilustres maestros, que hicisteis
tanto por mí, y que estabais dispuestos a seguir
ayudándome, y a todos, pido una oración por mi
eterno descanso.