Full text: La hija del terrorista

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notar que estaba solo y que jamás pudo en- 
trar por la puerta del jardín sin el auxilio 
de un chiquillo que, encaramándose con 
agilidad, pudiese meter el brazo por la aber- 
tura practicada. Además, La Croix está aún 
convaleciente ; es viejo, por añadidura. No; 
no tuvo fuerza ni sangre fría suficientes 
para descargar el golpe mortal, 
XLV 
UN CONSEJO DE TRES 
«París, x, 18... 
»Señor don Rogelio Dréxel. 
»Muy señor mio: Los documentos que 
tengo el gusto de incluir en la presente, 
gontienen la información que usted desea 
roforente al socialista La Croix y á los di- 
ferentes directores de los circulos gupe- 
riores de Viena, Berlin y París. Los datos 
de Italia no son tan completos como desea- 
ra ; de todos modos tal vez le seun útiles. ln 
cuanto á las dificultades que usted temía, 
debo participarle que no se han presentado. 
Aquí, en Europa, vigilamos mucho más 
de cerca los revolucionarios que ustedes en 
América; nuestros datos son completisi- 
mos. 
»Supongo tendrá usted on breve carta 
de mi hermano, de San Petersburgo. 
»El cólebre Ferrars, de Londres, estuvo 
aquí para conferenciar conmigo sobre un 
asunto de importancia; por él he sabido 
lo siguiente: el jefe local de Londres es un 
tal Sharláw, hombre excéntrico, idealista, 
no desprovisto de algunas buenas cualida- 
des, según es fama. En cuanto 4 Crasháw, 
no creo haya figurado en París; pero Fe- 
rrars me dice que Crasháw, director de im- 
portantes fundiciones, es aún el rey del 
hierro en el corazón«s Inglaterra, lejos de 
116 LA HIJA DEL TERRORISTA 
Londres. Tiene la certidumbre de que el 
verdadero Crasháw no ha tenido nunca 
ideas revolucionarias y que, por consiguien- 
te, algún impostor se apropia su apellido, 
»A propósito de esta cuestión, debo co- 
municarle que un tal doctor Lugos, que fi»? 
guró mucho en París, ha desaparecido. 
Dificilmente puede estar en Londres de ins* 
cógnito y probablemente se habrá ido y 
América 6 á Australia. Es ruso, pero él se 
dice polaco; es alto, robusto, moreno, de 
aspecto majestuoso. Si, por casualidad, se 
halla entre los de la banda de América, ten- 
ga usted mucho cuidado: es un hombre pe- 
ligroso, que no se detiene por nada. 
»J. A. BoLO0GasY.» 
«San Petersburgo, x, 18... 
»Señor don Rogelio Dréxel, 
»Muy señor mío: Por especial encargo 
de mi hermano J. A. Bologsy, detective de 
París, he reunido el mayor número de da- 
tos posible referentes á los principes Orloff 
y ú otras personas, de quienes ya di á usted 
alguna noticia en mi carta anterior. He 
apurado todos los medios de información 
de que disponía y espero que las adjuntas 
notas le serán útiles. Me pongo de nuevo á 
sus órdenes, eto. 
»RAÚL BoLoasY». 
«Querido amigo Hurst: He logrado lo 
que me proponta ; la Princesa está dispues- 
ta ú dar algún paseo conmigo; dice que 
esto le proporcionará una agradable distrao- 
ción. Espero me comunique usted sus ins- 
trucciones, 
»M. P.»
	        
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