Full text: La hija del detective

Clara regresó 4 su cuarto y se 
puso á escribir una larga carta Á 
Eduardo Percy, llena de dulces 
confidencias, desbordándose en ella 
su confianza y su corazón sencillo, 
en el que no se albergaba el enga- 
ño ni la malicia. 
Una vez terminada su carta, la 
joven, que era profundamente reli- 
giosa, sacó su libro de rezos y se en- 
tregó á sus oraciones. 
Luego acostóse, y al poco rato 
dormía con el sueño tranquilo de 
un ángel, 
XI 
UN RAYO DE LUZ 
Pocos momentos después de ce- 
rrarse por última vez la puerta de 
la habitación de Clara, Magdalena 
salía silenciosamente de su cuarto. 
Sus pies no hacían el menor ruido 
sobre el suelo alfombrado. Pasando 
por delante de la puerta de Clara, 
se detuvo ante otra, y, abriéndola 
sin vacilar, se encontró en el dormi- 
torio de Olivia. 
Evidentemente 
era esperada, 
pues la luz ardía aún, y Olivia Gi- 
rard, sentada cerca de ella con un 
libro en la mano, aguardaba pacien- 
temente. 
Magdalena tomó asiento ante el 
velador, como persona acostumbra- 
64 LA HIJA DEL DETECTIVE 
da á tales entrevistas, y dijo en voz 
baja: 
—Me alegro de que hayas vuelto 
esta noche. Acaso estarás demasia- 
do cansada para sostener una larga 
conversación 
—No, Magdalena, no. Cuéntame 
todo lo que ha sucedido durante mi 
ausencia. 
—-Olivia; debo marcharme; debo 
volver 4 Bellair—dijo Magdalena 
bruscamente. 
—¡Magdalena, tú estás loca! ¿A 
Bellair? ¿Estando el allí? 
—No me encontrará, no temas. 
Es preciso que vaya á Bellair esta 
semana. : 
Olivia se inclinó hacia delante 
mirando fijamente el rostro de la 
joven, y después de unos instantes 
de silencio, dijo: 
—Magdalena, ¿lo has meditado 
bien? Cuéntame lo que piensas ha- 
cer. 
—Volver 4 Bellair; enterarme de 
lo que hace Mr. Arthur; averiguar 
qué juego se traen entre manos 
aquel hombre y aquella mujer; des- 
baratar sus planes é imponerles el 
debido castigo. 
Sabía por Enrique, en cuyas ma- 
nos había ido á parar una carta de 
Cora con el timbre de correos de 
Bellair, que ella estaba allí y que 
llamaba á su lado á Luciano, mos- 
trándose satisfecha del resultado 
de su viaje. 
Olivia argumentó durante largo 
rato para disuadirla de su propósi- 
to, sin conseguirlo, 
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