AVENTURAS 183
Pero los hombres de la caravana, los buchmanos a
quienes no impulsaba el mismo ardimiento, gente asala-
riada, cuyo interés no se confundía con el interés cientí-
fico de la expedición, indígenas bastante mal dispuestos
para continuar su marcha, soportaban mal los sufrimien-
tos del camino. Se mostraban muy sensibles a la falta de
agua.
Algunas acémilas, extenuadas por el hambre y la sed,
habían quedado atrás, y era de temer que su número fue-
se disminuyendo. Los murmullos y las recriminaciones
aumentaban con sus fatigas; la situación de Mokum se
había hecho muy difícil y su influencia se amenguaba
mucho.
No tardó en reconocer que la falta de agua sería un
obstáculo invencible, que habría necesidad de suspender
la marcha hacia el Norte o bien para retroceder, o bien
para dirigirse a la derecha de la línea meridiana, con
riesgo de encontrar la expedición rusa, a fin de llegar a
las poblaciones situadas en regiones menos áridas, si-
guiendo el itinerario de David Livingstone.
El 15 de febrero, el bushman dió a conocer al coronel
Everest estas dificultades siempre crecientes, contra las
cuales luchaba en vano. Los carreteros se negaban ya a
obedecerle : todas las mañanas, al levantarse el campo,
ocurrían escenas de insubordinación en que tomaban par-
te todos los indígenas. Y preciso es reconocer que esos
desgraciados, abrumados por el calor y devorados por la
sed, eran dignos de lástima, Por otra parte, los bueyes y
los caballos, insuficientemente alimentados por una hier-
ba seca y corta, y faltos de agua, se negaban a marchar,
El coronel Everest comprendía perfectamente la situa-
ción ; pero era tan duro con los demás como consigo mis-