nn”
AVENTURAS 189
la derecha; pero, después de maduras reflexiones, com-
prendieron que no podían obrar de otra manera. Dirigie-
ron, pues, la visual con sumo cuidado al monte solitario
por medio del segundo anteojo del círculo repetidor, y la
separación de los anteojos dió la distancia angular entre
el Scorzef y el cerrillo, y, por consiguiente, el ángulo for-
mado en la misma estación. A fin de llegar a una aproxi-
mación mayor, el coronel Everest repitió la operación
veinte veces, modificando la posición de los anteojos y lue-
go dividió por veinte los errores posibles, obteniendo una
medida angular cuya exactitud era, por decirlo así, ab-
soluta.
Estas diversas observaciones, a pesar de la impacien-
cia de log indígenas, fueron hechas por el impasible Eve-
rest con la misma detención que hubiera empleado en su
observatorio de Cambridge. Todo el día 21 de febrero se
pasó así, y las observaciones no terminaron hasta la caída
de la tarde sobre las cinco y media, cuando la lectura de
los limbos se hizo difícil.
—Hemos concluído y estamos a tus Órdenes, Mokum—
dijo entonces el coronel al bushman.
—Ya es un poco tarde — respondió Mokum—. Siento
que no hayan terminado antes sus trabajos, porque aun
hubiésemos intentado llegar de día a las orillas del Ngami.
—Pero, ¿quién nos impide marchar ahora? — dijo el
coronel Everest—. Quince millas que andar aún durante
una noche obscura, no pueden detenernos. El camino es
ancho y directo, porque es la llanura misma y no es po-
sible perdernos.
—$í... en efecto... — contestó el bushman como reca-
pacitando—. Podemos probar, aunque yo hubiera prefe-
rido caminar de día en estas tierras inmediatas al Ngami,