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68 JULIO VERNE
das por el cambio de figura de las capas atmosféricas. De
tan minuciosas observaciones se dedujo, con una aproxi-
mación más que suficiente, la latitud del punto austral del
arco.
Esta era, en grados decimales, de 27,951789.
Obtenida la latitud, calculóse la longitud, refiriéndola
a una excelente carta del Africa Austral, trazada a gran-
de escala, y en la cual estaban marcados los descubri-
mientos geográficos recientemente hechos en aquella pat-
te del continente africano, los caminos seguidos por los
viajeros o naturalistas, como Livingstone, Anderson, Ma-
gyar, Baldwin, Vaillant, Burchell, Lichteinstein y otros.
Tratábase de elegir en aquel mapa el meridiano cuyo arco
se debía medir entre dos estaciones distantes en número
suficiente de grados. Se comprende, en efecto, que cuanto
más largo sea el arco medido, menor será la influencia de
posibles errores en la determinación de las latitudes. El
que se extiende desde Dunkerque a Formentera, compren-
día 9” 56' del meridiano de París.
En la triangulación anglo-rusa que iba a emprender-
se, la elección del. meridiano debía hacerse con sumo cui-
dado : era preciso huir de los obstáculos naturales, como
montañas inaccesibles, vastas extensiones de agua, etc.,
que detendrían la marcha de los observadores, pero afor-
tunadamente aquella parte del Africa Austral se presta-
ba a las mil maravillas a una operación de este género.
Los levantamientos del suelo no eran allí muy notables :
los escasos riachuelos fácilmente vadeables : podrían te-
merse peligros, pero no obstáculos.
En aquella región del Africa se extiende el anchuroso
desierto de Kalahari, vasto terreno que va desde el río
Orange hasta el lago Ngami, entre los 20” y 29” paralelo-
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