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76 JULIO VERNE
sito, y a propuesta de sir Juan Murray se acordó que la
expedición descansara allí algunos días. Zorn y Emery
debían aprovechar este tiempo para tomar alturas del
sol, y Palander para hacer las reducciones necesarias en
las medidas a causa de las diferencias de nivel de las mi-
ras, de modo que dirigiera todas aquellas al nivel del mar.
Por lo que se refiere a sir Juan Murray, quiso descansar
de sus observaciones científicas estudiando a tiros la fau-
na de aquella región.
Los indígenas del Africa Austral llaman kraal a una
especie de pueblo móvil, o una aldea ambulante que se
traslada de una pradera a otra. Consiste en un recinto,
compuesto de unas treinta viviendas, ocupadas por cen-
tenares de habitantes.
El kraal a donde había llegado la expedición inglesa
formaba una importante aglomeración de chozas instala-
das circularmente a orillas de un arroyo afluente del Ku-
ruman. Aquellas chozas, construídas con esterillas echa-
das sobre montantes de madera, tejidas con juncos im-
permeables, tenían el aspecto de colmenas bajas, cuya
entrada, cerrada por una piel, obligaba a sus moradores
o a gu visitador a andar de rodillas. Por aquella abertura
única salía en torbellinos el humo acre del hogar interior,
que hacía muy problemática la habitabilidad de aquella
choza para cualquiera que no fuese un bushman o un ho-
tentote.
Cuando llegó la caravana, toda aquella población se
puso en movimiento. Los perros que guardaban las caba-
ñas ladraron con furia; los guerreros del kraal, armados
de azagayas, cuchillos y mazas y protegidos con escudos
de cuero, salieron a recibir a los viajeros; serían unos
doscientos, número que indicaba la importancia de aquel