Full text: El proceso Lerouge

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EL PROOESO LEROUGE 9 
El mismo día que firmó el contrato de alquiler se insta 
ló en su casa, en la que hizo reparaciones por valor de 
unos cien francos. 
Contaría aproximadamente cincuenta y cuatro años, 
era de complexión robusta, se conservaba muy bien y 
su salud nada dejaba que desear; nadie, empero, sabía los 
motivos que la habían impulsado a establecerse en el 
país, y se ignoraba de dónde procedía, aunque se la su- 
ponía normanda, a juzgar por la típica gorra de algodón 
que usaba todas las mañanas. 
Vestía con cierta coquetería y rehusaba hablar de su 
marido que había perecido, según decía, pero sin entrar 
nunca en detalles, en un naufragio. Una vez, empero, 
dijo a la cabrera: 
— No ha existido una mujer más desgraciada que yo 
en su matrimonio. 
Y en otra ocasión se le había escapado decir: 
— Sólo se ama lo nuevo; mi difunto esposo no me 
quiso más que un año. 
La viuda Lerouge era tenida por rica; desde luego 
vivía holgadamente; no era avara, y como gustaba de 
la buena vida, gastaba mucho en darse buen trato; cormn- 
praba el vino al por mayor; su placer era tener comidas 
excelentes, y cuando se aludía a sus riquezas, solía decir: 
— No tengo rentas, pero poseo cuanto necesito, y 
si quiera más, no me había de faltar, 
Era evidente que había viajado mucho, a juzgar por 
sus no escasos conocimientos, y, naturalmente descon- 
fiada, se encerraba por las noches en su casa como en una 
fortaleza. No salía jamás de noche, y se había observado 
que bebía más de lo conveniente en la comida y se acos- 
taba en seguida; rara vez se veían visitas en su casa, pues 
sólo una señora y un joven habían ido cuatro o cinco veces, 
y otras tantas un anciano condecorado, a quien acompa- 
ñaba otro joven; estos últimos en un soberbio carruaje. 
En suma, era poco estimada, porque su escepticismo 
y sus doctrinas desdecían de una mujer de su edad, y se 
la había oído dar a una joven consejos nada honrados. 
Son embargo, un buen menestral de Bougival había ¡im- 
tentado cortejarla, y ella le había rechazado diciendo que 
por nada. del mundo reincidiría en el matrimonio. Recor-
	        
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