NIÑAS DESAPARECIDAS 127
de rancia nobleza y acendrado patriotismo, para
que aquellos sagaces agentes asiáticos aparecie-
ran sin los rasgos característicos de la raza y
capaces, por lo tanto, de ser tomados por eu-
ropeos ?
Este secreto—continuó hablando Fu-sing
después de la anterior narración ;—este secre-
to lo heredó mi padre y me fué legado a mí.
—Bien ; continúe...
Pedro Sánchez tenía prisa por saber resuel-
ta la incógnita. Después de la narración del
chino, las niñas desaparecidas danzaban, en su
cerebro, una infernal zarabanda.
—El secreto es el siguiente—y Fu-sing hizo
un gran esfuerzo de voluntad para seguir ha-
blando: —mi venerable abuelo ordenó la «im-
portación» de niñas europeas. Estas niñas, lle-
gadas a su destino, eran debidamente cuidadas
hasta los veinte años de edad. Después, ya mu-
jeres, se internaban en casas a propósito, que
eran solamente visitadas por los europeos y
americanos. Cuando las niñas «importadas», ya
mujeres, daban a la luz, el Estado de mi pa-
tria recogía a los recién nacidos, entregándo-
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