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130 VALENTÍN R. GONZÁLEZ (BELISARIO)
náis vuestros repugnantes delitos, no es otra
cosa que aberración inhumana. ¡Yo descubriré
el paradero de las niñas que no hayan salido de
España !... Haré que vuelva la paz a esos ho-
gares profanados por vosotros, porque... óyelo
bien: una rosa de España vale, por lo menos,
tanto como vuestra flor de loto.
Pedro Sánchez y «El Noy», la noche del día
en que el primero de éstos escuchó de labios de
Fu-sing el misterio de las niñas desaparecidas,
cenaron en un restorán de las Ramblas. Am-
bos policías estaban de un humor endiablado ;
«El Noy», no comprendía el por qué su jefe
guardaba silencio, ocultándole el resultado del
interrogatorio a Fu-sing; el pobre muchacho
creía haber perdido la confianza de su princi-
pal.
Pedro Sánchez, por su parte, está inaguan-
table. El frunce pertinaz de su frente se había
convertido en surco profundo. Diríase que en
su cerebro se libraba una batalla. La noche era
cálida y bella; después de cenar y ya en la
calle, «El Noy», dijo:
—Podríamos dar un paseo hasta el muelle ;
Ñ
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o
y
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