132 VALENTÍN R. GONZÁLEZ (BELISARIO)
«El Noy», con su ética sencilla, pero inque-
brantable, razonó:
-Lo mejor es no dar palabra alguna; pero
si se da, el más elemental de los deberes nos
obliga a cumplirla.
—¡ Ah !...
Y Pedro Sánchez, tras su interjección favo-
rita, lanzada esta vez sombriamente, con me-
lancolía, lió un cigarrillo, olvidando ofrecer
uno a «El Noy», que quedó con la mano ten-
dida, asombrado y triste a la vez...