Full text: Niñas desaparecidas

138 VALENTÍN R. GONZÁLEZ (BELISARIO) 
monumentos y edificios, hasta ver si conseguía 
dar con el que la niña divisaba desde la venta- 
na de la casa en donde permaneció secuestrada. 
Ordenó asimismo, que Yao-yu, el chino dete- 
nido en los calabozos de Jefatura, fuera pre- 
sentado a la niña por si ésta le reconocía como 
al chino que la engañó en Madrid. Ambas dili- 
genctas dieron el resultado apetecido: Y ao-yu, 
en efecto, era el vendedor de collares que la 
robó en Madrid, no obstante la terca negativa 
del oriental al que no fué posible hacer con- 
fesar. 
Por su parte «El Noy», había conseguido 
que la niña reconociera en el templo de la Sa- 
grada Familia, el monumento bonito y raro que 
le sirvió de admiración durante su encierro. 
Fué imposible, en cambio, orientarse con res 
pecto a la ventana. Indudablemente, correspon- 
día a las dos únicas manzanas de casas que da- 
ban frente al templo. «El Noy» pasó más de 
dos horas preguntando en las porterías si en 
alguna de aquellas casas acostumbraba a'ir un 
chino y si, en alguno de los pisos, vivía una se- 
ñora cuyas señas correspondieran a las dadas 
por la niña. 
Por fin, la portera de un inmueble cuvo fron-
	        
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