Full text: Niñas desaparecidas

ns 
156 VALENTÍN R. GONZÁLEZ (BELISARIO) 
casa en la que Pedro Sánchez seguiría espe- 
rando la "llegada del muchacho y de los ciga- 
rrillos. 
Yo recuerdo bien—se decía «El Noy» mien- 
tras el coche salvaba la distancia de Jefatura al 
templo de la Sagrada Familia—<que Pedro Sán- 
chez volvió a dejar el papel en el mismo sitio 
para ver si, al ser visitada la casa por Wu-yu, 
éste se dirigía, precisamente, al lugar que ocu- 
paba el florero. Luego Wu-yu ha visitado la 
casa y ha encontrado el papel... ¿Y cómo, en 
tal caso, el inspector ha dejado que el chino se 
largue tan frescamente?... No lo entiendo... a 
menos que...—Una idea negra rozó la frente 
del muchacho.— 
—Más deprisa—gritó al chofer ;—¡más de- 
prisa ! 
Al fin se detuvo el coche frente a la casa. 
De tres en tres subió «El Noy» los tramos de 
la escalera hasta llegar frente a la puerta del 
piso, en la que, según lo convenido, dió cuatro 
golpes con los nudillos de la mano. Esperó 
unos instantes, pero su jefe no abría. Volvió a 
llamar inútilmente. Desesperado ya, bajó los 
escalones, esta vez de cuatro en cuatro, para ir
	        
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