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NIÑAS. DESAPARECIDAS 169
-Le aseguro, señor...
-No asegure nada y conteste a mi pregun-
ta: ¿dónde están ocultas las niñas?...
En vez de contestar, la mujer se puso a llo-
rar desconsoladamente mientras gimoteaba:
Yo no sé nada, señor... ; yo soy inocente.
—No sacaremos nada en claro de esta mujer
—dijo Pedro Sánchez. Y dirigiéndose a «El
Noy» y a los demás agentes, añadió: —Es ne-
cesario buscar... La casa está aislada; de for-
ma que es imposible que exista paso alguno
por sus alrededores. El piso superior ha sido
ya registrado... Esta casa, forzosamente, debe
de tener sótanos. Busquemos...
Al cabo de media hora, «El Noy» descubrió
una puerta disimulada en el extremo izquierdo
de la casa, que daba acceso a un cuarto pequé-
ñisimó, de unós dos metros cuadrados. En el
suelo :se observaba una de esas compuertas lla-
madas trampas; que sirven para ocultar la es-
calera que conduce a los sótanos. pd
—¡ Inspector !+—llamó ;—creo que he dado
éon lo que necesitábamos... Venga usted.
Abierta la trampa, descendieron todos por la
escala de madera hasta un corredor limitado
pór una puerta, tras la que se percibía el susu-