180 VALENTÍN R. GONZÁLEZ (BELISARIO)
silenciará durante toda su vida el secreto de
la potencia oriental que represento... ¿Es así?
Así es—contestó el inspector,
—Pero la justicia española no pondrá su
mano sobre el más puro descendiente de la rama
de los Mings...—Fu-sing hablaba unas veces
sin giros caprichosos y, otras, en tercera per-
| sona.-—A las nueve en punto aparecí en la
AÑ puerta... pero no saldré de aquí. El más po-
Ñi tente veneno de la flora asiática, de las selvas
UN de Indostán, corroe mis entrañas... Es imútil
' cuanto haga el culto policía: no hay antídoto
1 ni contraveneno capaz de evitar mi muerte...
H Es veneno para traidores y yo falté a mi deber
¡ cuando, por amor a mi hija Loto, no supe ca-
j llar el secreto que me legaron los míos...
1 —Está usted matando a su hija...—gritó «El
| Noy».
—No; el concepto del dolor no es el mismo
en Oriente que en Occidente... Mi hija sabe mi
decisión; ha sido ella, obligada por mí, quien
me ha servido en el cuenco de su mano, blanca
1 y pura como el lirio, el veneno que me está
Ñ matando...
HI Se había dejado caer el oriental en una si-
I lla; a sus pies, lloraba desconsoladamente su
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