NIÑAS DESAPARECIDAS 59
Como habrá usted visto—le dijo—Lolita
j Lacea apareció ya... sin la intervención de los
o vendedores de collares. Créame, amigo: todas
] las desapariciones son casos aislados en que
4 nada tiene que ver uno con otro. En vista de
esto, hemos decidido encomendar estos asun-
4 tos a los inspectores que han intervenido en la
3 detención del raptor de la hija de Fermín La-
: cea... Ello no obsta para que sigamos admi-
É ; rándole a usted como el prototipo del sagaz po-
licía; y como uno de los más cultos funciona-
rios del Cuerpo...
—Muchas gracias y... ¿nada más? |
Nada más.
y Pues a sus órdenes.
Adiós, Pedro Sánchez.
Salió a la calle, nervioso, preocupado. Ha-
bían encontrado a Lolita Lacea... ¡y qué!; '
¿acaso no quedaba pendiente el misterio de las
niñas desaparecidas?... Claro está que él po-
dría ejercer su influencia cerca del Director
General para que se continuaran las investiga-
ciones, pero... ¿y si no triunfaba?; si, a pesar
de su voluntad, tenía que declararse fracasado,
¿no sería una situación poco airosa?... Lo ideal
pensaba Pedro Sánchez—sería trabajar por