Full text: Sinvergüenzas

A 
—¿En qué has conocido tú que a mí me gusta 
Pepita? 
—En que no hay más que ver que te la estás 
comiendo con los ojos. Pero no vayas a creerte por 
eso que me enfado ni que a mi me molesta. Ca- 
sualmente, Pepita y yo nos llevamos muy bien, y 
nunca hemos tenido celos una de otra; ¿verdad, 
Pepita? 
—0Í, pero ahora—protestó Pepita un si no es 
ruborosa y bajando los OJOSs—es diferente. Ahora 
no estaría bien. Ha sido novio tuyo y eso basta 
para que yo le respete. Digas lo que quieras, es na- 
tural que seas tú la que tenga deseo. 
—No—protestó irónico Román—, en este punto 
no te preocupes. Marujita no es mujer de deseos. 
Afortunada o desgraciadamente para ella, no le in- 
teresan estas cosas. 
Ella se echó a reír. 
—Eso era antes. Ahora sí que me gusta. — Y 
como él callara fingiéndose muy entretenido en des- 
menuzar un alón de perdiz, exclamó: —Bueno, ¿en 
qué quedamos? ¿Te vas conmigo o te vas con Pe- 
pita? Mira, si te parece podemos hacer una cosa: lo 
echamos a suertes; un día te vas con una y otro 
día con otra.—Y al ver que vacilaba: —O con las 
dos. Así no haces a ninguna de menos. ¿Quieres 
tú, Pepita? 
Pepita contestó desabrida y enérgica: 
—No. 
— 165 —
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.