HORA
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FEAR FTERAR
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-—Muy bien; pues eso es lo que tiene usted que hacer hoy.
No tenga usted miedo. Será de día. Además, conviene qua vea
a sus criadas y decirlas que abandonen la casa mañana a pri-
mera hora. Mientras tanto, usted me da una nota para el con»
serje del club y yo enviaré un criado para que recoga su equi-
paje. Clutter no puede vigilar a usted, al club y su casa al mismo
tiempo,
Así quedó convenido. El criado de Culalla fué en busca de
«la maleta y con ella partió en el tren para Folkestone, tomó dos
y I E
habitaciones en el hotel del muelle, para las dos amigas, que
llegarían a las tres de la mañana y quedaría allí esperándolas
para embarcar en el vapor el auto de Ariadna, sin perder tiempo.
—¿ Tienen ustedes pasaportes?
— SÍ,
Perfectamente; mañana telegrafiaré, tan pronto como us-
tedes me anuncien su llegada a Boulogne, para que les tengan
preparada la casa. Aquí tiene usted las señas de la quinta: “Villa
Laura, Villeneuve de Aviñón.” Apúntelas.
Una semana después Strickland recibía una carta fechada
en Villa Laura.
Lats:
ATAN
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