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hacerse anunciar en la cámara del jefe de la
¿2 PCdICcIióÓón.
Is vos, don Alvaro?—dícele el almi-
nte al verle entrar.
No me esperabais.
Realmente, no deja de sorprenderme
ra visita, ¿Ocurre alga? Parecéis tur-
IDO.
Motivo tengo. ¿Me permitís que os lo
Cómo no?
£( " e - af. »
- 'scontío de ese lesclavo' que os guía; es-
Loy segur
o de que quiere perdernos. Cuatro
haves os confió el rey y de ellas la una ha
sido tragada por las olas y la otra se ha es-
trellado contra las rocas.
—Pero no me negaréis que hemos avan-
zado y que, merced a y buena es-
trella, yo soy el primero que se ha atrevido
l SUrcar estos mares.
—Us engañáis, otro os viene precediendo.
Africana. —9