Full text: La africana

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Jelusco, fué el encargado de conducirla a: 
bordo, y de entregar a Vasco la carta de su 
Soberana. 
Cuando regresó a tierra fué a buscarla en 
Su palacio y no la encontró. 
Encaminóse al templo y tampoco allí es- 
taba la reina. 
Una terrible sospecha acudió a su miente. 
Alá, en la cima de una colina, desde don- 
de. se divisaba larga extensión de mar, ex- 
endía sus mortíferas ramas un copudo, man- 
zanillo, 
Corrió allí el guerrero, y lanzando un gri- 
to de terror, se abalanzó hacia el centro del 
árbol que da la muerte. 
AMí estaba muellemente recostada, miran- 
do al mar, la infortunada reina. 
—¡Ven! — gritóla Nelusco intentando 
arrancarla de aquel foco mortal. 
Más Sélica na le escuchaba, ni se dejaba 
llevar. Sus ojos fijos ien el Océano, iban si 
guiendo una vela que se alejaba de la orilla.
	        
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