ci
L 33 —=
—Dejad que digan los papeles. ¿Cómo na
vino él mismo a buscar estos auxilios ?
—No era bueno que viniese personalmente
temiendo tantos hombres leales a quienes
confiar este encargo,
-—¿Y a quién de nosotros consta que ese
hombre se cuente tan siquiera entre los vi:
vos ?
—De esto ninguna duda cabe,
—¿Cómo lo sabéis?
—Por un valeroso marino que, habiéndose
librado del naufragio, ha podido llegar a
nuestras playas.
—¿Y, ese marino?...—preguntó el presi-
dente.
—Este marino desea la venia Gel Consejo
para comparecer a su presencia, y pedir una
gracia en compensación de los sufrimientos
que ha debido sobrellevar para poder traer-
nos noticias de su jefe.
—Hágasele entrar —ordenó el de Portale-
gro,
Africana.—3