VIT
Transcurrieron algunos días más.
Doña Inés esperaba ansiosa el cumplimien-
to de la oferta que don Pedro le hiciera ¡al
Separarse de ella.
Una tarde, su padre, al regresar del Con»
Sejo, entró en su habitación.
—Tenemos que hablar, hija mía—la dijo.
'—0s escucho, padre—contestó ella,
Y el corazón saltó dentro de su pecho.
El tono con que don Diego la decía aque-
llas palabras, indicaba que de lo que tenían:
Que hablar debía ser cosa grave.
¿De qué podía hablarla como no fuese de:
SU amado Vasco:
Se lo iba a preguntar.