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Tristes transcurriéronse los días para Vas
00 en su encierro, sin que bastara a mitigar
Su tristeza la compañía de sus dos esclavos.
En vano Sélica le rodeaba de toda suert
de solícitos cuidados
Agradecíaselos Vasco, y lamentábase d
no po lérselos recompensar,
En cambio Nelusco miraba con reprimido
tnojo aquellas atenciones.
Perfectamente dueño, empero, de sí mis
Mo, no dejaba adivinar ni traslucir los senti
Mientos que agitaban su corazón.
Llegó, sin embargo, un día en que no puds
ya por más tiempo reprimir la tempestad qu
Migía en el fondo de su pecho