Full text: La marquesa dolorosa

cual una estatua tanagrina, en el esplendor de la 
mañana. 
—j¡El corazón de Djalma no cambia!—gritó en 
un arrebato de fe... de fe en sí misma.—El tuyo 
ha cambiado, amigo, y no puedes amarme... Con- 
templa este júbilo de todas las cosas. Me espera 
la alegría de entrar en la eternidad... ¡No más j 
tristezas! ¡El paraíso en el seno de Alá!.. ¡ Pau- ] 
lino, te amo! ¡Adiós! 
Temblando, loco de angustia, precipitóse el joven 
hacia la niña, con los brazos extendidos. 
Pero Djalma había saltado ya, y su cuerpo de 
. diosa se hundía en las olas blancas de espuma... 
A la sazón no quedaba nada de ella en la super- 
ficie... nada más que un remolino en el que jugue- 
y teaba un rayo de sol... 
A la hora en que empezaba el día, Djalma, 
aquella lucecita, entraba en la noche eterna, 
/ Una voz gritó: 
¡Tierra! 
El piloto señalaba las costas de España. 
Una descarga de mosquetería respondió a esta 
vOZ. 
De codos en la borda, Paulino de la Garde, 
desesperado, lloraba... 
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" VII 
EL TOQUE A REBATO EN PLENA NOCHE 
Dejamos a la marquesa de Puyanne en la torre 
abandonada, en el momento en que Didier, el 
escudero del barón de la Garde, acudía a sal- 
varla. 
Santos le había encarecido mucho a Didier la 
necesidad de partir cuanto antes, de aprovechar 
aquella noche, si era posible, y alejarse de las ] 
cercanías de Puyanne. 
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