Full text: La marquesa dolorosa

pasar una tarde tan mala en el osario de San 4h 
Severino! 
Llamaron a la puerta. Vaudrey sacó la lámpara 
de su escondite. 
Entró Grisard, llevando el registro de viajeros, 
impuesto ya en aquella época a todos los dueños h 
de hospederías. 
Se lo presentó a Robur, que puso este nombre; 
É y 
Hugo Dacier e 
. y , y 
Apenas hubo terminado de escribir con la rechi- 
nante pluma del huésped, exclamó: 4 
—¿Cómo?... ¡Vaya una casualidad grata! Ñ 
Encima de su pseudónimo acababa de leer este 
nombre: 
al . , 
Santos de Lusignan El 
—¿En dónde está este caballero ?—se apresuró a A 
preguntar a Grisard. 
—LEse caballero cena fuera, y no volverá hasta 
muy tarde. 
1 
—Sea la hora que sea, que me llamen, para A 
abrazarle sin tardanza. Es un amigo muy querido i 
a quien no veo hace Ínuchos meses. N 
—Se hará como deseáis, monseñor. Ñ 
—¿Cuándo llegó ese caballero ? Hi 
—Esta mañana. | 
—¿Debe estar aquí muchos días? 
—No lo creo. Viene de Saint-Longe, y debe y 
salir sin demora para el Mediodía de Francia. 
La torre de San Severino desgranó sobre la 
Ciudad las melancólicas campanadas del toque de 44 
Queda, A 
—Dentro de media hora deben estar apagadas | 
as  luces,—advirtió Grisard Se lo recuerdo a k 
Vuestras señorías. 
—Y yo os recuerdo que no hemos comido aún, 
Y se hace tarde. 
—Es que... yo no tengo fonda, ni taberna; no 
hago más que alquilar habitaciones amuebladas. 
ok e 
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