Full text: Los amores de Francisco I.° y de la Gioconda

con Gennevreuilles, en tanto que Frescobaldi, con 
una amarga sonrisa en los labios, esperaba tran- 
quilo el momento inevitable para tender de una 
estocada a Sauvigny. 
Mérovic cruzaba rabiosamente su acero con La 
Guyonniére, que flaqueaba visiblemente. 
Y Didier, finalmente, mantenía a raya a dos 
criados armados que intentaban también inter- 
venir en la lucha. 
Pero, de pronto, un acontecimiento imprevisto 
pareció cambiar el aspecto del combate. El «con- 
dottiere» resbaló en una botella vacía que rodaba 
por el suelo, y cayó de espaldas. 
Sauvigny se lanzó contra él con la espada en 
alto... 
Vicente parecía perdido... 
Pero el Ladrón de Corazones había visto la 
escena mientras esgrimía, y arrojándose contra 
el adversario del «condottiere» le atravesó de una 
estocada a fondo. 
El príncipe se abalanzó contra él con el sem: 
blante contraído por un gesto feroz... pero Paulino 
tuvo tiempo de parar. 
Entretanto, Frescobaldi aprovechó la ocasión. 
Se levantó rápidamente, y quiso a su vez acudir 
en socorro del barón: pero era inútil: éste tenía 
al príncipe a su merced. 
Se complacía en el combate, y lo prolongaba para 
obligarle a rendirse a discreción. 
En el otro rincón de la sala, Mérovic se hallaba 
en situación apurada con La Guyonnitre. Este 
último, una estupenda espada, le aventajaba, y 
le acosó contra el muro, habiéndole tocado varias 
veces, 
Frescobaldi corrió a auxiliar al teniente, cuyo 
potente brazo quedaba .en jaque con la habilidad 
de su adversario. 
Un terrible golpe de su espada florentina tendió 
al vizconde en tierra, Mérovic y el «condottiere» 
saltaron en seguida junto a Paulino. 
116
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.