que yo no haya podido gustarla. ¡Pronto vendrán
los «condottieri» a buscar el cuerpo de Andrea!
Francisco 1 calló un instante, con el corazón
oprimido por estos tristes pensamientos.
Después entregó al capitán un papel con sello
de lacre rojo.
—|'Tomad, barón! Ahí tenéis un salvoconducto
firmado por Nos, que os ayudará en vuestra
empresa. Marchad, pues, y no volváis hasta que
- hayáis cumplido vuestro asunto, conseguido vuestro
- Objeto y completado vuestra felicidad... a menos
- Que yo no necesitare de vuestro servicios.
-—Señor,—interrumpió el Ladrón de Corazones,
- —en este caso acudiría en seguida a vuestro lado
a la primera señal.
Francisco 1 tendió, sonriendo, su mano, que
Paulino besó respetuoso; y, pensativo y triste,
vió alejarse al capitán, que lleno de alegría y
entusiasmo iba en busca del amor...
PS
PA