Full text: Los amores de Francisco I.° y de la Gioconda

rosa.-”|Recobrad vuestra razón! La fatiga y la 
Cólera os causan quizá... 
—¿Que deliro?... Desengáñate, niña; yo hablo 
con sangre fría, y digo lo que deseo hacer... 
¡guerra a todos! Y desgraciado del que se aven- 
ture a pasar por la montaña, si a mí se me figura 
que puede ser buena presa. No irá muy lejos... 
| — Pues las cuevas del castillo de Embalire son pro- 
fundas. 
La joven no dijo una palabra, pero se puso 
blanca como la ropa que vestía y lanzó a su 
hermano una mirada de espanto. 
Su alma, traspasada de dolor, sufría con tales 
- blasfemias. 
¿Sería posible lo que acababa de oir?... ¿Des- 
Cendería tan bajo el duque de Medina de Tormes? 
- 1Y ella era la hermana de semejante hombre, 
y le hacía todas estas confidencias!... 
2 ——Escucha,—continuó con voz entrecortada,-—he 
Ñ Querido prevenirte, pues no quiero que aquí se 
; Sorprenda nadie... Tú no tienes a nadie en el 
o Mundo más que a mí, y me debes obedecer... 
E —Es cierto que no tengo a nadie más que a 
- YOS,-—dijo la joven tristemente, —y al morir nuestros 
Padres vos les jurasteis ser mi protector. 
Y tú les juraste obedecerme como a ellos 
> Mismos. 
Yo he obedecido cuando me mandasteis aban- 
Monar mi tranquilo dominio de Tormes para se- 
Sulros aquí. 
No había más remedio, puesto que nos lo 
_Confiscó el rey. Tú fuiste robada como yo... ¡y 
MO se te ofreció sino las rejas de un claustro en 
Compensación ! 
Rió, con una sonrisa irónica y forzada. 
—Hubiese aceptado... pero como vos estabais 
Csterrado... y seguíais desgraciado... me pareció 
que mi deber era acompañaros para que fuese 
MU ternura como un bálsamo que mitigase vuestros 
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