Full text: Los amores de Francisco I.° y de la Gioconda

de Castilla me acusa de haberle comprometido, 
y, por desquitarse, hace que yo pague los vidrios 
rotos. 
Medina profirió sus recriminaciones con áspera 
vehemencia. 
Apretó los puños. ¡ 
Pero, por un esfuerzo de su voluntad, se repuso 4 
en seguida: 
—Son cuentas que más adelante arreglaremos. 
La más próxima está allí, —dijo señalando con el 
dedo el coche, aun algo lejano. 
—¿ Cuánto ?—preguntó el Tuerto. 
—Sesenta mil ducados de oro. ; 
—¿Todo ese oro viene ahí?... preguntó Bar- 19 
tolomé, cuyo único ojo chispeó con una llamarada 4 
de codicia. 
Viene de Francia hacia Milán, y de allí irá 
hacia Pavía. Necesariamente tenía que pasar por 
Binasco y Landriano. Estamos admirablemente 
apostados para apoderarnos de él. ¡Ah!l.. ¡ya 
estaba yo perfectamente informado! 
-—Pero ¿qué necesidad tienen esos ducados de 
darse este largo paseo hacia Pavía ?—preguntó 
alegremente Bartolomé. 
—Van a alojarse en los cofres de Maximiliano 
Sforza. 
-| Ah! 
-—El pobre duque de Milán acaba de someterse 
por la fuerza de las armas. Para pagarle su ab- 
dicación,—pues queda obligado a residir en Fran- 
cia con sus vencedores,—el rey de Francia le 
otorga una pensión de sesenta mil ducados. 
—Y ésta es la primera anualidad que... 
—..Va a pasar por aquí. ¡Tú eres un hombre 
inteligente, Bartolomé! El rey de Francia se dirige 
a Pavía, donde debe presentársele pasado mañana 
Maximiliano Sforza. 
- ¿Para recoger su dinero? 
No EZ 
A 
13
	        
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