Full text: Los amores de Francisco I.° y de la Gioconda

VII 
EL PRIMER AMOR'DE BONNIVET 
, 
[( UANDO queráis, señor almirante! 
—Estoy a vuestras Órdenes, señor barón, 
y 
a las del vizconde de Vaudrey. 
El vizconde contestó a esta. cortesía con un 
saludo grave y gracioso, ese saludó que “supo 
ganarse el corazón de la duquesa Wanda de So- 
-——lingen cuando se encontró con ella en.la cacería 
real de Grenoble. 
Bonnivet montó a caballo y empuñó. las rien- 
das. Paulino de la Garde se puso en marcha. a 
su derecha, y Robur a su izquierda. Tras ellos 
caminaban el imprescindible Didier y Borgoña, el 
escudero del almirante. 
Didier entabló amistad con este bravo Bor- 
goñá, que sabía infinidad de historietas divertidas, 
y que conocía los buenos vinos y varias estupendas 
recetas culinarias inéditas. 
Excelente compañero, que era además valiente, 
fiel. y discreto, cualidades que Didier apreciaba 
- en mucho, pues él mismo las poseía. 
Un poco más atrás de ambos escuderos mar- 
Chaba, bamboleándose, un convoy de mulos que 
llevaban varios cofres. Tras los mulos venía un 
destacamento de guardias escoceses a caballo, al 
mando directo de un sargento, pero bajo el alto 
mando del vizconde de Vaudrey, ascendido reciente- 
mente a oficial. 
Acababan de terminar un descanso, y se inter- 
haban en un bosque. 
¿Y vuestro amigo Mérovic?-—preguntó a Pau- 
¿lino el almirante. 
Tiene un tío que es cura en este país, y me 
ha pedido permiso para ir a visitarle. Se reunirá 
con nosotros en Santa Anita. 
—Capitán, dijo Bonnivet,—¿no os parece que 
este país del Pirineo es tan pintoresco como la 
"Provenza, de donde venimos? 
157,
	        
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