Full text: Los amores de Francisco I.° y de la Gioconda

Y en tanto que esto decía, al recordar estos 
hechos se fué haciendo luz en su espíritu, y 
pensó de pronto: j 
—Y después de todo... ¿quién sabe si el acci- 
dente que han sufrido nuestros caballos no ha 
sido preparado de antemano... O si los han en- A 
venenado f 
El ambiente de que se encontraban rodeados | 
daba más precisión y sutilidad a su pensamiento. a 
Pero... ¿dónde?... ¿cuándo?.., ¿en la hoste--. 
ría ?... 
En esta casa se sentía impulsado a pensar de 
este modo, que no hubiera sido posible en otro: 
lado. 
Reflexionó de nuevo, y se preguntó: 
—¿Con qué objeto? 
Caviló, y pronto halló la contestación: 
-—Para obligarnos a hacer noche aquí... 
entonces eso supondría que el conde tendría pre- 
parado algún secreto designio contra nOSOtrOS.. 
¿Cuál ?... 4 
Y el Ladrón de Corazónes iba a continuar el. 
hilo de sus meditaciones, cuando sintió que un 
pie menudito rozaba el suyo y le hacía presión 
con insistencia. 
En el corazón libertino de Jarzac se extremeció - 
la fibra de la voluptuosidad y esperó ansiosa- 
mente... 
El pie repitió su tacto, ligero, rozador, in. 
sistente... 
El barón, con un movimiento rápido, aprisionó 
el piececillo entre sus grandes botas, pero el zapa- 
tito de seda se escurrió con agilidad. j 
La maniobra comenzó otra vez, más significa: 
tiva, pues repetía los golpecitos, como impaciente 
por hacerse entender, > 
El último choque se lo dió fuerte. y 
Paulino se devanaba los sesos procurando inter 
pretar el significado de aquellos golpecitos miste 
riosos. 
196
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.