Full text: Los amores de Francisco I.° y de la Gioconda

«En efecto. Los romanos construyeron un 
templo en honor de Diana, sobre la pendiente de 
una de las colinas que lindan con mi castillo. Un 
hermoso templo, es cierto, a juzgar por lo que 
de él queda. Mi colección se compone de mone- 
das y medallas, vasos sagrados, bajo relieves en 
mármol, fragmentos de estatuas, todo procedente 
de las excavaciones que mandé hacer en las ruinas 
del templo. 
—|Pues me gustaría ir a visitar vuestra colec- 
ción, conde! 
—¿Hoy mismo, sefior? 
—| Ahora, si es posible! 
—|Es que como no tengo nada preparado para 
recibir a Vuestra Majestad!... No tengo más que 
un intendente y varios criados. 
—Eso nos sobra y nos basta para abrirnos las 
Puertas de vuestro museo. Iremos de riguroso 
incógnito, acompañado solamente por vos y el 
barón Paulino de la Garde... ¡Ahí viene precisa- 
Mente! 
El Ladrón de Corazones entró en el salón de 
descanso de la magnífica tienda real. Al acer- 
Carse al rey, no se fijó en un criado que se ocu- 
, Paba en barrer las hojas secas que el viento había 
amontonado contra la tienda, y que parecía es- 
—Cuchar la conversación... 
a 
Para ir al castillo de Rochenoire había que 
Pasar por un puente de madera sobre un arroyo 
QUe tenía, por lo general, muy poca agua, pero que, 
—Srecido a causa de las abundantes lluvias que caye- 
On durante los días anteriores, arrastró el puente 
On la corriente que se había convertido en to- 
Trencial. 
Aquel día las aguas habían descendido mucho, 
-Y no tardaron en llevar su curso normal. 
1. Señor, va a ser preciso que renunciemos a 
la visita proyectada... 
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