Full text: Los amores de Francisco I.° y de la Gioconda

bloqueado por Pedro Navarre, que acababa de ser 
herido en uno de los ataques. 
El Ladrón de Corazones se presentó ante este 
famoso general, que fué el inventor del sistema 
de las minas para tomar las poblaciones. 
Navarre le entregó el mando de una parte de 
sus tropas. 
Paulino vistió de nuevo el uniforme militar, 
forzó el asedio de la fortaleza, en la que abrió 
una brecha, y obligó a su guarnición a capitular. 
Cumplido este hecho de armas, sólo pensó en rea- 
nudar su viaje hacia Pavía. Allí se uniría al rey 
de Francia, y probablemente hallaría a Didier, 
cuyo buen instinto le habría guiado hacia aquella 
dirección. 
Pidió permiso a Pedro Navarre, que le ofreció 
su caballo, y, acompañado de dos caballeros, La 
Risole y Merlin, se lanzó a todo galope camino 
de Pavía, 
Galopaba... galopaba... 
Estaba impaciente por llegar. Era infatigable, 
y no lo eran menos sus compañeros, La Risole 
y Merlin. Más tarde, no lejos de la ciudad de 
Binasco, donde pensaban pasar la noche, oyeron 
varias detonaciones. 
¿Qué significarían aquellas descargas ? 
Allí no había guerra ni combate; sólo podía ser 
un asalto de algunos bandoleros. 
¡Pronto! ¡hay que intervenir para socorrer al 
desgraciado a quien asalten, que quizá esté en 
peligro de muerte! 
El Ladrón de Corazones y sus compañeros en- 
filaron sus caballos en dirección del sonido de 
los tiros, 
Es en la misma carretera, junto al bosque. 
Los bribones acaban de asaltar a un coche. 
Han matado a la escolta, que queda muerta, 
atravesada en el camino. Pero el cochero sólo 
está herido: ha caído rodando a los pies de sus 
caballos. Aun pudo incorporarse con la ayuda de 
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